El debate por la conservación y rehabilitación de las casas tradicionales de labor del Camp d´Elx sigue abierto debido, según algunos medios, a los problemas que supone que, muchas de ellas, estén situadas fuera de ordenación debido a su antigüedad. Otra problemática con la que se encuentran sus propietarios y propietarias, deriva de la normativa local que dicta que, en las viviendas situadas en parcelas de menos de 10.000 metros, solo es posible la adecuación y no la rehabilitación de las mismas. En otros términos, una vivienda cuya estructura necesite una intervención que asegure su estabilidad, bajo este dictamen no se podría ejecutar. Estos y otros muchos factores son los que amenazan a la tipología de vivienda tradicional de las zonas rurales de Elche.

Esta vivienda tradicional, conocida como faeneta, fue la vivienda propia de familias de agricultores desde la década de 1930. Esta deriva de una modalidad de vivienda anterior, casi desaparecida, que contaba con una terraza plana en su parte superior. Esta vivienda contaba con una sola planta, una cubierta a dos aguas y un espacio trasero destinado a la cría de animales, cubriendo las necesidades básicas de cualquier familia de campo. A la fachada principal, habitualmente orientada al sur, le antecedía un porche con la misma anchura que la vivienda, que mitigaba el calor en las estancias interiores. Además, era un espacio cubierto, que permitía desde resguardar el carro de trabajo hasta hacer uso de él como si de un comedor se tratase.  

En las viviendas de la huerta de la vega baja del río Segura, la sombra sobre la fachada principal la ofrece una morera o un cañaveral[1]. En el campo de Elche, la porxá, como se la conoce en la zona, situada en la parte anterior de la vivienda, es característica de esta tipología, determinando la estética propia de la misma y acondicionando las estancias interiores al clima árido de la zona. Las faenetas, diseminadas por el agro ilicitano y “unidas a un paisaje de palmeras, dan [al campo ilicitano] fisionomía netamente africana […]”[2], configurando la estampa rural de la zona.  

El devenir de esta tipología de inmueble, como ya se ha comentado, depende de muchos factores. Uno de ellos es la exigencia económica que responsabiliza a las familias propietarias con todo el peso de su conservación. El fomento por parte del gobierno local para la supervivencia de las mismas es esencial.

La desaparición, casi en su totalidad, de las viviendas rurales de techumbre plana es otro ejemplo de pérdida de identidad de las pedanías de Elche. En cualquier caso, es necesario preguntarse qué importancia tiene conservar los sistemas constructivos tradicionales. Cabría preguntarse si la esencia cultural en las construcciones de la zona quedaría desdibujada; si en un futuro sería posible el estudio del modo de vida tradicional a través de sus materiales y técnicas constructivas.

Autor: Borja Guilló, técnico del Museo Escolar.